jueves, 21 de abril de 2011

La Misión (9/10)


- Eso no puede seguir así, es una gran equivocación, te lo imploro, déjalo libre…. O harás que te…
- ¡No! ¡Te acabo de decir que no!, o ¿qué harás? ¿Tú tomarías su puesto?... Ya recibiste tu pago, anda y alimenta a tus mugrientos pobres, con todo ese dinero que te dimos. Y no vuelvas más o te encontraras con el filo de la espada de algunos centuriones.
- He traicionado sangre inocente, ¡ya no quiero tu maldito dinero, un dinero lleno de sangre!
Y diciendo esto, Judas se arrancó de la cintura la bolsita de cuero con las treinta monedas de plata y se las arrojó a los pies de Caifás. Con lágrimas en los ojos corrió lo más rápido que pudo hacia el terreno elevado, a las afueras de la ciudad en donde se encontraba el cobertizo, llevándose por delante todo aquello que se encontraba a su paso. Dada la rapidéz con la que se desplazaba, perdió una sandalia en el camino, su pie sentía el dolor penetrante al encontrarse con las espinas del camino y las ramas de los cactus, pero a él no le importaba, no tenía capacidad de pararse a tratar de proteger su pie. No podía dejar de correr, ya nisiquiera podía seguir viviendo.
Mientras corría, en su mente iba encontrando la respuesta; había traicionado a Jesús porque así lo había querido el Padre. Todo fue preparado desde el principio. Él fue el escogido para llevar a cabo esa tarea maldita y cargar con ese estigma por toda su vida. Pero por qué Jesús no le previno, por qué tuvo que dejar que pasara sin siquiera habérselo dicho. ¿Por qué él?, ya no había sufrido lo suficiente en toda su vida como para también ser el delator de Jesús. ¿Por qué no Pedro o Santiago?, que eran los apóstoles perfectos, que siempre siguieron todos y cada unos de los preceptos que decía el Maestro. Él también lo amaba, él también le entregó su corazón y se dispuso a seguirlo, pero no como un borrego, o como uno más, quería imprimirle su sello al reino que Jesús traería. Quería ser parte fundamental de esas enseñanzas, porque sentía que a Jesucristo le faltaba fuerza, acción, y él por su experiencia se la podría brindar. 

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